15 septiembre 2008

ANILLANDO UN PEZÓN



Cuando trabajaba en TRIBAL, la tienda de Yago y Cristina -


Ya han pasado más de 10 años de ésta foto, y es como si hubiera sido ayer.
A pesar de mi poca experiencia todavía anillando, Kike puso su pezón para que fuera practicando. También lo pusieron Roberto, Marcos y Yago, todos amigos entonces. Clientes habían muy pocos ya que el piercing no estaba bien visto. Pero realmente era lo que menos me importaba.
Empecé a perforar por pasión. El beneficio económico era lo que menos me importaba. Y aunque hoy día es mi medio de vida, sigo pensando que éste trabajo no lo hago por dinero.
Hasta que formé sociedad con Kike, pasaron 4 años en las que anillar era un trabajo secundario, pero nunca por eso supuso que debiera de hacerlo sin condiciones higienicosanitarias adecuadas. En España no había ninguna normativa sanitaria que regulara ésta actividad, ni siquiera para el tatuaje, pero mis conocimientos en el campo de la medicina,
me ayudaron a establecer mi forma de trabajo.
La salud del cliente es lo primero. Y mejor no correr riesgos innecesarios.
Una cicatriz causada por una perforación mal hecha, mal curada o alteraciones en la piel a causa de llevar piezas de un material inadecuado, no es algo por el que las personas les guste pasar.
Partiendo de ésa base, yo ya estaba preparada a anillar sabiendo cómo asesorar a quien se quisiera adornar con un piercing cualquier parte de su cuerpo.


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